Tan ridículo como real: en México se conocía cuántos alumnos en la Secretaría de Educación Pública existían, pero no el número de maestros. Se lleva a la sofisticación las estadísticas de delitos y elaboración de indicadores sobre seguridad pública, pero buscar datos actualizados del número de policías y su remuneración es como encontrar una aguja en un pajar.

Hay indignación por los narco bloqueos ocurridos en Jalisco, pero no hay preguntas –menos respuestas- sobre las características de los cuerpos de policías en México. Se testifica y en ocasiones hasta se engalana por parte de especialistas y sociedad civil, los eventos públicos en los que se llegan monumentales conclusiones: hace falta que la policía tenga credibilidad, que esté capacitada, ganen buenos y los mismos sueldos.

Pero ¿conocemos a quienes se encargan de proporcionar seguridad?

400

Existen cuatrocientos cuatro mil policías en México responsables de la seguridad pública, de acuerdo con datos del INEGI y del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Esta cifra considera cinco tipos de policía: federal, estatal, municipal, ministerial y del Distrito Federal. Cabe agregar que estos números son móviles y no tienen uniformidad en la actualización oficial de las cifras.

Con estos datos, a cada policía le corresponde en promedio velar por la seguridad de 278 mexicanos. ¿Será suficiente? Cabe considerar que los elementos de policía responden a estrategias, obedecen órdenes de una planeación y respuesta que les son proporcionadas por sus mandos y que regularmente no contribuyen a construir. Aquí es donde entra la estructura de servidores públicos superiores, que son responsables de llevar la procuración de seguridad.

Hay 152 mil policías municipales, 107 mil policías estatales y tan sólo los elementos del Distrito Federal son 83 mil. Por su lado, la policía de investigación (ministerial o judicial) son 24 mil elementos, y la federal son 35 mil. En conjunto, los policías con los que cuenta el país es casi el equivalente a la población masculina del estado de Campeche.

En cada rubro, de acuerdo con las facultades legales de cada tipo de policía, hay conclusiones a las que llegar. Sobre todo por los efectos inmediatos que puede tener la capacitación que reciban, pero también y va de la mano, de la remuneración.

Cuánto ganan

Un policía estatal en promedio tiene un sueldo de $9,250 (nueve mil doscientos cincuenta pesos) de acuerdo con información del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Aunque un elemento de Tamaulipas tiene una percepción de tres mil seiscientos pesos en contraste con uno de Aguascalientes que gana dieciocho mil.

En comparación, de acuerdo con las remuneraciones de los servidores públicos de la Federación establecidas en el Anexo 23 del Presupuesto de Egresos 2015, señala que el mínimo mensual asignado para personal de seguridad pública es de $8,332, y el máximo es de $24,805.

¿Cuánto estaría dispuesto a pagar un mexicano al encargado de su seguridad?

Capacitación: el reto

Los periódicos Reforma y El País, refirieron sobre el fracaso en la capacitación de los cuerpos policiales de México, muestran algunos datos crudos de las evaluaciones y las repercusiones en inseguridad a causa de cuerpos incapaces.

Siete de cada diez mexicanos consideran poco o nada efectivo el desempeño de las policías estatales o municipales de acuerdo con la Encuesta de Seguridad Pública Urbana realizada por el INEGI.

Al revisar los análisis que existen, hay lugares comunes, encuestas enfocadas a percepciones sobre inseguridad y la confianza en los cuerpos policiales, pero no hay elementos que valoren y pregunten directamente a los elementos de policía. ¿Quién cuida a quienes están encargados de cuidarnos? Es la gran pregunta.

Tuve la reciente experiencia de capacitar a elementos de policía y –literal- regresé sin habla. No sé si fue como consecuencia de lo observado que vive el país, o si fue producto de las mutaciones que tienen las enfermedades hoy en día. A final de cuentas, la ausencia de voz es una clara representación de lo que ocurre al interior de los cuerpos policiales.

Sin derechos humanos

Depende los cursos que tomen y el nivel de mando al que pertenezcan, los policías reciben cursos de capacitación luego de dos a tres horas de acondicionamiento físico. Era lunes y muchos de los elementos llegaban de haber trabajado el fin de semana. En sesiones de ocho a nueve horas se hablaba de derechos humanos. Y entre los primeros comentarios que recibí fue que “los policías no tenemos derechos humanos”; así les habían referido distintos ministerios públicos.

La pregunta es: ¿hay una cultura real de los derechos humanos? La no discriminación también aplica para los policías.

Resulta que los requerimientos y metas para los cuerpos policiales son mayúsculos y la realidad es que hay infiltración del narcotráfico, la remuneración es una carencia más, la capacitación de base y de mandos apenas inicia y el lenguaje de derechos humanos pretende permear a los policías sin que haya permeado siquiera en la sociedad e instituciones a las que pertenecen.

Estamos frente a altos y urgentes requerimientos para reducir los niveles de inseguridad, de impedir narco bloqueos, de evitar que se repitan casos como Ayotzinapa, pero no se ha volteado a ver que los cuerpos policiales –y sin afán de justificar- son la base del acatamiento de órdenes superiores. Y que también hay grandes responsables de las omisiones, abusos y órdenes provenientes de los mandos.

¿Alguien voltea a ver a los mandos superiores y medios de los cuerpos de policía? ¿Se les exigen cartas credenciales, evaluaciones, capacitación, de la misma forma que a los operativos? Es tiempo que los gobiernos estatales, municipales y federal rindan cuentas al respecto. ¿Qué podría decir el Secretario de Gobernación al respecto?

Contexto personal

Sólo para ejemplificar: el grupo que me tocó capacitar, fue de policías municipales en transición de ser mando único, y tenían antigüedad en su organización entre uno y veinte años. El 15 por ciento eran mujeres. Todos tenían hijos. Sus percepciones iban de tres mil a diez mil pesos. Sus edades fluctuaban entre 25 y 50 años.

¿Alguien de ustedes le gustaría que sus hijos fueran policías? Pregunté. Al unísono me contestaron que no; que ellos sí querían que tuvieran una mejor calidad de vida, que estudiaran para que fueran mejores personas y tuvieran mejores posibilidades.

Como sociedad, es lo que hemos creado. ¿Vamos a seguir escandalizándonos se los narco bloqueos sin dar opciones de cambio y ver la esencia del problema?

Sociedad que margina a la policía, funcionarios que les dicen que no tienen derechos humanos, que su trabajo es obedecer órdenes –cualquiera que éstas sean-. ¿Con esos elementos podemos exigir con contundencia, que brinden seguridad? Y más aún, que proporcionen seguridad y prevengan el delito en un entorno democrático?

Aquí, justo aquí, es donde me quedo sin voz. Hay mucho camino qué construir.

@MaricarmenNava

Aquí puede consultarse el artículo completo:

Seguridad pública, un sofisma, 5may15

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