El próximo 15 de septiembre el llamado de la sociedad civil internacional para que los parlamentos y congresos del mundo sean transparentes, cumplirá dos años. La Declaración sobre la Transparencia Parlamentaria en la guía sobre los requerimientos de información, comunicación, difusión, formato de datos, accesibilidad a instalaciones, participación ciudadana -entre otros aspectos- que deben realizar los legisladores para abonar a su transparencia.
¿Qué se ha avanzado en México desde entonces?
Un recuento
El Senado de la República ha sido un actor que ha impulsado la agenda de parlamento abierto, a través de tres acciones concretas:
2) Realizó la primera semana de transparencia y parlamento abierto que dio foro en el seno de una de las cámaras del Congreso de la Unión, a la participación de especialistas, organizaciones internacionales y organizaciones nacionales que monitorean al Legislativo.
3) Se encuentra en análisis de comisiones una iniciativa de reformas de ley para crear una comisión bicamaral que trate los temas de gobierno y parlamento abierto. Al respecto, organizaciones impulsoras de parlamento abierto, solicitaron mediante carta a los presidentes de las comisiones dictaminadoras (Senador Javier Corral y Senadora Graciela Ortiz), aprobar la creación de dicha comisión.
Si bien la transparencia se mide en el uso del presupuesto legislativo, en la calidad, oportunidad, exhaustividad, accesibilidad, sencillez, formato de datos abiertos de la información pública que transmiten los senadores, órganos de gobierno, estructura legislativa, comisiones, comités o grupos parlamentarios, y esto aún no es palpable, la cámara alta ya dio el primer paso. Lo que no podemos decir de la Cámara de Diputados.
Órganos garantes de transparencia y sociedad civil
Dentro de sus primeros cien días de trabajo, el Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (IFAI), organizó con los órganos garantes en las entidades federativas, un foro sobre Estado Abierto. Dentro de las mesas de debate se incluyó una de Parlamento Abierto en las que se compartió el contexto internacional, los avances en México y los retos para los congresos locales.
Al respecto y derivado del grupo de trabajo de apertura legislativa instalado en la reunión de Open Government Partnership de Londres 2013, distintas organizaciones de la sociedad civil en México hemos trabajado en forma colectiva para impulsar el parlamento abierto a nivel federal y en las 32 instituciones legislativas de las entidades federativas. Construimos un piso básico para aterrizar los elementos de parlamento abierto y presentar un diagnóstico que permita dar a conocer el estado de transparencia, participación ciudadana, comunicación, de los congresos mexicanos.
Con ánimo constructivo, estructuramos un listado base para facilitar a los congresos la tarea de transparentarse en distintos ámbitos y tener mayor inclusión en la participación ciudadana. Pronto presentaremos los primeros resultados. Las organizaciones que -hasta ahora- hemos trabajado en forma colegiada son: Fundar, Impacto Legislativo, Transparencia Mexicana, IMCO, Gesoc, Sonora Ciudadana, Borde Político, Visión Legislativa, Arena Ciudadana, OPI, Social TIC y Consorcio.
El objetivo es impulsar la alianza por el parlamento abierto, en la que se involucren las 34 instituciones legislativas, los órganos garantes de transparencia (nacional y estatales) y organizaciones de la sociedad civil. Lo deseable sería que academia, organizaciones de distinta índole en los estados y nacionales, medios de comunicación, se involucren en el proceso de monitorear, participar e impulsar el parlamento abierto en el país y en su esfera inmediata. ¿Quién se apunta?
A los ciudadanos ¿les interesa el legislativo?
También es necesario exponer la parte oscura. El 38 por ciento de los mexicanos, según la encuesta Latinobarómetro 2013, considera que puede haber democracia sin congreso y únicamente tres de cada diez mexicanos están interesados en la política. Con esta realidad ¿cuál será la combinación más práctica y eficaz para enriquecer la democracia, la representación legislativa y aspirar a que poderes legislativos se decidan transparentar? ¿Será misión imposible?
Los poderes legislativos deben declarar no sólo su intención de abrirse sino realizar las acciones que las lleven a lograr este cometido. Hay tres obligados acompañantes para impulsar que el Congreso tenga un mejor desempeño: 1) el monitoreo permanente de sus actividades; 2) la legislación detallada de transparencia y rendición de cuentas; 3) la activación de elementos de parlamento abierto.
Si bien hay reformas legales que requieren aprobarse, el parlamento abierto puede dar sus primeros frutos con la ejecución de las disposiciones normativas existentes a nivel federal y estatal. Demos un ejemplo.
Dentro de las obligaciones legales de los diputados federales en comisiones ordinarias se encuentra elaborar y publicar informes sobre la cuenta pública y fiscalización del uso de recursos públicos; el cumplimiento de lo establecido en el Plan Nacional de Desarrollo; el informe de gobierno del Ejecutivo Federal; recomendaciones del presupuesto de egresos de la federación; o de actividades de cada semestre.
Por año legislativo el sistema de comisiones de la cámara baja en México, debería arrojar, por lo menos, 336 informes públicos. Estos deberían ser revisados con lupa, difundidos, accesibles a cualquier interesado.
Y hago la pregunta abierta: ¿cuántos de los lectores conocen y han visto estos informes de comisiones? El silencio es la mejor respuesta.
Es aquí donde subrayamos que adoptar el discurso de parlamento abierto así como tener reglas de transparencia no es suficiente cuando contrasta con la omisión de acciones.
Ciclo virtuoso
El ciclo de parlamento abierto debe integrar cuatro elementos iniciales que, en un escenario ideal, pudieran llevarse a cabo en alianza con las instituciones legislativas, organismos garantes de transparencia y sociedad civil:
1) Adoptar el discurso público de trabajar por un Poder Legislativo transparente y abierto.
2) Establecer compromisos puntuales para conseguirlo.
3) Señalar acciones concretas con fechas límite a partir de un piso mínimo de elementos de parlamento abierto.
4) Difundir periódicamente resultados públicos comprobables.
De tal forma que el camino hacia un parlamento abierto se compone del círculo Discurso-Compromiso-Acción-Resultado.
En México están las condiciones para que esto se geste; esperamos verlo nacer pronto. Esto, sería sólo el principio del bosquejo de una mejor calidad en la representación legislativa.