El Distrito Federal es la entidad federativa del país con mayor conectividad, con más grado educativo, más informada pero también es la que menos exige a su gobierno local, delegacional y representantes legislativos. Curiosamente medios, ciudadanos, think tanks piden cuentas a nivel federal, pero pocos se involucran en la problemática inmediata local, en su esfera más próxima. ¿Qué es lo que a los ciudadanos del centro del país les puede mover para exigir una mejor calidad de representación política y desempeño de gobierno?

Compran votos porque existe una oferta. Lucran con programas sociales porque hay una necesidad social real. La diferencia radica en el partido que compra y el elector que vende. En el Distrito Federal una de las bases de votantes de izquierda es la población que requiere vivienda. Pasan de cinco a diez años de asistencia prácticamente semanal a marchas, mítines, plantones y manifestaciones, para que se “ganen” su departamento o terreno.

En ocasiones se pierde la perspectiva cuando se concentra el debate público en el centro del país. Se adquiere la ceguera de taller que impide percatarse que la realidad que se percibe en lo inmediato, no es la misma para todos. Esto ocurre con el peso del PRD en los congresos locales. Sólo tienen la representación del 14 por ciento de los diputados locales del país, mientras que el PRI tiene el 42 por ciento y el PAN el 24.

Con el tercer lugar a cuestas como partido con fuerza legislativa, el PRD tiene retos enormes para que a nivel nacional sea una opción de gobierno para 2018. Como partido político deberá transparentar sus procesos internos de candidaturas, dar a conocer su padrón de militancia, democratizar los mecanismos de elección de dirigencias, institucionalizar su vida interna, especializarse en la calidad de sus propuestas legislativas.

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Voto onírico de izquierda, 7may13

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